jueves, 29 de enero de 2009

¡OH, SUNTUOSO RÍO!

Dejadme confesar suntuoso río,
el triste desvarío de mi pena
que mi huella se esconda en tu verbena
y más nadie se adhiera al llanto mío.

No se nutran las aves ni los peces
de mi cauce sin almo, tan espino,
no quiero marchitar su dulce trino
ni es justo despojarlos de sus preces.

Ya bálsame!...no deje tu romance
tan ácidas las vides…ay, si diera
sus uvas terapeutas a mi herida...!

Así proseguiría en este trance
el vado ceriflor de tu rivera
más vale que mi senda fementida.

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