jueves, 29 de enero de 2009

AQUEL HILTON

Me invade aún, aquel Hilton
tierno de tu encuentro
a la altura de las nubes:
un beso
un te quiero sin palabras
un pellizco
una caricia de horizonte
un mojito en copas de nácar,
como quien se pierde en el hallazgo;
para aparecer al fin
entre tus brazos descubierta;
cual ave que al viento cede
sus alas vanas
y déjase llevar
por las circunstancias del clímax.
¡Oh, cielo,
que quedaste en suspenso!
Sólo el rocío de tu aliento
quedó en mi pañuelo.
El que ahora vuela
tras del ave: ¡tu alma!
¡Para reconstruir nuestro Hilton!
Las álgebras restituir,
con los huesos dislocados
hasta el más heroico amor:
Un nuevo plano a ras de cielo
de oscilación cimentada!
¡Oh, beso eterno, y te quedes tú
moldeando los frisos
entre muchos mojitos!

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